jueves, 8 de agosto de 2013

Poetas de Sudamérica - Poeta Stephen Marsh Planchart

Poeta Stephen Marsh Planchart – Biografía y poemas
Poeta Stephen Marsh Planchart 

 Biografía

  Poeta, músico, editor de la revista artesanal Pasturas. Nacido en una base militar norteamericana en Trinidad y Tobago, hijo de una cantante trinitaria y un marine estadounidense, el cual partió a la guerra de Vietnam en 1958, cuando Stephen tenía dos meses de edad y nunca más se  supo de él.
  Llegó muy niño a Venezuela y residió en Caracas por varios años, para luego trasladarse a Mérida con su familia y habitar en el Valle de la Mano Poderosa, donde se dedica además de la creación a labores del campo. En su libro La Azucena Victrola parecen estar presente las motivaciones esenciales de su particular poética que en el silencio contemplativo y una actitud mística frente a la naturaleza, lo cual ha permitido a Luis Manuel Pimentel acercarse a ellas con lucidez: "La Azucena Victrola (Mérida: Mucuglifo, 2001) se presenta como una poesía del ensueño, de lo ideal, de lo espectral, la contundencia de las metáforas cargadas en sucesiones imaginativas que van pasando de forma creativa a la traducción del espíritu de Marsh Planchart.


PoemasIPP

Existe, solo nos queda, este Paso de Servidumbre, y no sé a dónde, tal vez no lleve.
Pero, un Camino aquí, sé que lo hubo, tal vez se nos borró después que vivieron.
Quienes habitaron aquí prepararon mejor las cosas.
Y dejaron “S e ñ a s” (sin pensar en nosotros que no existimos)
Tenían pocas palabras que nombrar, las suficientes, no otras ni más.

En el decir “C a s c a d a”: ruidos transparentes sin ese gran peso de uno mismo que se tiene
Cuando resta alcanzar el Paso, ahí donde nos cuesta la neblina, sin otro sentido que las pertenencias del Bosque.

En el decir “M u r o”: una lectura sin palabras esa larga línea de piedras calzadas.
Giraron con el tacto hasta dar con su vuelta. Había un Tiempo en cada una.
Observarlas, desde una íntima distancia, era leer en la Piedra.

En el decir “C a s a”: no era una casa solariega, mas sí Centenaria.
En un lugar, no digamos campo, estos sitios resisten porque quedan.
Y donde no hay bosque un bosque se halla, del modo como a una tierra apisonada
Se le adoquina la arcilla ruda y sin pintar (como es el gusto),
Pues esta Casa, desde que la hicieron, no le han vuelto a hacer más nada.

De El Gladiolo gladiolo
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